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El enfoque regional de AgroInnova para reducir el riesgo en la agricultura

Adolfo Meneses es el director general de AGInnovaTech, la empresa costarricense de protección de cultivos que lleva una década operando en toda la región de Centroamérica y el Caribe. AgroInnova se centra en el desarrollo de productos sostenibles para sus clientes utilizando tecnología de vanguardia. Adolfo ha trabajado durante más de 25 años en la agricultura, tanto en pequeñas empresas locales como en grandes empresas agrícolas de alcance mundial, y es considerado un experto en su campo. Jess Bollinger y Walter Jove de Arable trabajan muy de cerca con Adolfo, desarrollando análisis personalizados que se adaptan a las operaciones de sus clientes que producen cultivos especiales en un clima tropical para un mercado global. Su conversación con él abarcó desde sus orígenes, el panorama agrícola de Costa Rica y de la región, y lo que considera cuestiones importantes para el sector en los próximos años. – Jamie Hardy

Arable Labs: Cuéntenos sobre usted Adolfo. ¿Cómo llegó a la agricultura?

Adolfo Meneses: Llevo 25 años en el negocio agrícola y vengo de una familia de productores de ganado y papa. Básicamente nací en una granja, y casi siempre estoy en contacto con los productores agrícolas de alguna manera. Así es como me involucré en el negocio, estudié agronomía y obtuve una maestría en administración de empresas con énfasis en marketing, con el sueño de hacer crecer una empresa especializada en llevar productos y tecnología agronómicos al mercado. Hace unos 10 años fundamos AgroInnova para hacer precisamente eso, y así es como encontramos Arable. Hemos utilizado Arable como una herramienta de predicción de alta tecnología para que las personas que trabajan con los cultivos en el campo puedan tomar buenas decisiones de gestión.

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(I) Yhenner Umaña instala un Arable Mark 2 en un campo de piñas. (D) Arable en una plantación de banano de AgroInnova. Fotos por cortesía de AgroInnova.

AL: AgroInnova tiene su sede en Costa Rica, un país tropical de Centroamérica en el que llueve mucho. ¿Qué tipo de cultivos se realizan allí y cómo se cultivan?

AM: Tenemos zonas en las que llueven 4.000 mm al año, eso es un montón de agua. Hay dos estaciones, que llamamos verano (de diciembre a finales de abril) y temporada de lluvias (no la llamamos invierno). En la temporada de lluvias hay mucha actividad agrícola.

Los cultivos más importantes de Costa Rica son el banano, la piña y el café, que exportamos a todo el mundo. Los productores de piña tienen un promedio de 3.000 hectáreas (ha) cada uno, y los de banano unas 8.000. Los mayores productores independientes tienen alrededor de 14.000 ha de bananos y unas 12.000 ha de piñas. Hemos cultivado bananos durante más de un siglo y hemos desarrollado una cultura del café: cultivamos variedades especiales de café y exportamos a muchos mercados del mundo, como Japón, la Unión Europea y Estados Unidos. El café lo producen sobre todo los pequeños agricultores, muchos con 10-20 hectáreas, y algunos grandes productores con plantaciones de 2.000 hectáreas.

Después de estos tres cultivos principales, tenemos verduras, melones, bananos, mangos, arroz y caña de azúcar. La caña de azúcar es un cultivo muy importante en Costa Rica. En nuestra región tropical, más al sur de Centroamérica habrá más lluvia, pero en el norte habrá menos. Y en Guatemala, la mayoría de las plantaciones de banano están en el lado del Pacífico, mientras que en Costa Rica están por el Caribe.

AL: ¿Cuáles son algunos de los crecientes desafíos a los que se enfrentan los productores costarricenses?

AM: Tenemos muchos problemas para combatir la enfermedad de Sigatoka en los bananos; en las piñas, el Fusarium es un gran problema, y ​​también lo es mantener su sabor natural.

El frío afecta negativamente el sabor de las piñas; hemos visto los efectos del cambio climático durante tres meses críticos del año (octubre-diciembre), cuando las temperaturas bajan a veces de 30-32 grados C durante el día a 15-16 grados C durante la noche, a veces hasta 12 grados, en zonas que antes no solían ser frías.

Si supiéramos qué afecta exactamente el sabor, seríamos muy ricos. Los productores utilizan una lamina de plástico para evitar que el frío afecte las raíces. Otros productores cortan la hoja con un cuchillo para que la planta tenga menos biomasa que sufra en el frío. Para algunos, funciona; para otros no.

Costa Rica es un país muy húmedo, y tenemos altas temperaturas y una humedad relativa superior al 80%, en ocasiones, condiciones ideales para que las enfermedades fúngicas se propaguen en los cultivos. Los productores de banano gastan mucho dinero tratando de controlar la Sigatoka, hasta una o dos veces por semana. En la caña de azúcar, hay mucha maleza en los cultivos porque la lluvia es lo suficientemente buena como para que la maleza también siga creciendo. En el café, vemos la roya en algunas zonas muy afectadas.

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Arable en un campo de piñas de AgroInnova. Al utilizar Arable en la piña, por ejemplo, se puede ver la cantidad de agua que hay en las hojas, la salinidad del suelo, los niveles de luz y de NDVI. Foto por cortesía de AgroInnova.

AL: ¿Qué tipo de tecnología utiliza la gente para resolver estos problemas?

AM: Hemos visto a un gran productor agrícola invertir en drones para hacer fumigaciones foliares y medir el campo. También vemos personas que utilizan drones para recopilar datos de fertilizantes e identificar las necesidades de NPK en el campo. Hacemos hasta 60 fumigaciones en una hectárea durante un año, que es el máximo permitido. Cada fumigación necesita un avión costoso para sobrevolar y aplicar un producto que no es bueno para el medio ambiente. Si se puede utilizar Arable para monitorear los datos de la planta, se pueden tomar mejores decisiones sobre cuándo realizar una fumigación y cuándo no; si se pueden utilizar los datos para extender cada intervalo entre los sobrevuelos dos semanas más, se gastará menos dinero para obtener el mismo resultado de cultivo.

Cuando les mostramos Arable a los clientes, todos quieren probarlo y quedan impresionados por la cantidad de datos que se pueden recopilar con un equipo tan pequeño, que además se puede trasladar a cualquier parte del campo. Más personas están comenzando a utilizar los datos para tomar decisiones sobre el terreno. En esta región, veo que más personas comienzan a evaluar las necesidades de agua del suelo y la salinidad, algo que no habían podido hacer tan fácilmente antes de Arable.

AL: ¿Qué otros problemas ve en el horizonte de Costa Rica?

AM: El gran desafío para el próximo año es descubrir cómo alimentar a más personas con menos tierra. Aquí en Costa Rica tenemos la suerte de contar con mucha agua; la mayor parte se utiliza para producir energía y para otros sectores no agrícolas. Veo que el monitoreo del agua pronto será cada vez más importante. Dado que nuestro principal negocio en la agricultura son las frutas tropicales exportadas a nivel mundial, las cuales vienen con sus propias regulaciones y certificaciones que se aplican a sus proveedores, quienes están trabajando para reducir el uso del agua en los cultivos para las certificaciones. He visto que esto ha cobrado importancia en poco tiempo, y que ya está cambiando la forma en que las personas hacen negocios y administran estos recursos.

Exportar alimentos especiales, como banano y piña, a lugares como Europa, con políticas ambientales estrictas, significa que la tecnología y la agricultura de precisión harán que los alimentos sean más asequibles y saludables en el futuro; no habrá que utilizar tantos fungicidas e insecticidas durante el año, y se tomarán mejores decisiones de gestión de los cultivos. Por ello, cada vez veo más personas que buscan nuevos equipos para tomar decisiones en el campo.

Utilizando Arable con la piña, por ejemplo, se puede ver cuánta agua hay en las hojas, la salinidad del suelo, los niveles de luz y de NDVI. El desafío ahora es enseñar a los agricultores que es necesario que tomen decisiones basadas en datos; en el futuro, el agricultor dirá: “Definitivamente necesitamos Arable, porque tendremos los datos que necesitamos para tomar las decisiones correctas”.

De los 5 millones de habitantes de Costa Rica, alrededor de 1 millón se dedica a la agricultura. En el pasado, el mayor producto de exportación era el banano y la piña; ahora el gobierno está presionando para que las empresas globales vengan a producir software. Tenemos a Google y a Amazon aquí; no están motivando a nuevas personas a dedicarse a la agricultura.

AL: ¿Qué significa esto para el futuro de la agricultura en la región?

AM: Veo a Centroamérica como un país muy pequeño porque todas las zonas están muy cerca; se puede tomar un autobús y en 8 horas estar en El Salvador; en avión tomará 45 minutos, o una hora para llegar a Guatemala. Tenemos cultivos diferentes en algunos lugares, pero la mezcla de cultivos es la misma. La mayoría de los países tienen productores de café; si se ve a Costa Rica como un país y se compara con Colombia o México, es como un pequeño estado. Empresas como la nuestra tienen que adoptar un enfoque más regional, incluyendo Costa Rica, Panamá, Guatemala, Puerto Rico y Honduras también. En 2022, también estaremos en República Dominicana. Podemos compartir toda la experiencia que hemos adquirido en Costa Rica con otros que tienen experiencia en los mismos cultivos, banano, piña, caña de azúcar y café; la diferencia es el país, pero el conocimiento está en los mismos cultivos. Puede haber algunas variaciones en el clima; por ejemplo, en la costa del Pacífico puede ser más seco y requerir fertirrigación porque hay menos lluvia. Pero podemos colaborar con un equipo de profesionales en toda la región y compartir conocimientos.

Jess Bollinger es vicepresidente de ventas y desarrollo comercial, y Walter Jove es gerente de asociaciones en América Latina de Arable.

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